Entre Yavapai y Coconino en el estado de Arizona, se levantan las piedras rojas de Sedona. Un lugar lleno de magia en donde el sol te da los buenos días con un cielo pintado de naranja mientras disfrutas de una taza de café (vista escénica incluida) en el Pink Java Café, puedes consentirte el resto de la mañana en alguno de los 40 spas que podrás encontrar en la región y después probar, a la orilla del río Oak Creek, la deliciosa comida que L’Auberge Restaurant ofrece. La puesta del sol se ve a los lejos, el calor disminuye y el paisaje se pone rojo. Sedona es uno de esos lugares en donde puedes dejar que la naturaleza te robe el aliento mientras observas formaciones rocosas completamente vírgenes y salvajes (tal como la naturaleza debiera ser siempre) que te sorprenderán por su color, en su mayoría, rojo. Una danza con el sol y un juego de sombras que provocan ganas de ir a explorar cada rincón: Boyton Canyon, Thunder Mountain, Doe Mesa, Lizard Head Rock, entre muchos otros.
¿La mejor forma de hacerlo? En un jeep rosa todo terreno. Let’s go!
El jeep arranca y es inevitable sentir la adrenalina y la emoción que este 4 x 4 ofrece, engañosamente el conductor elige una carretera perfectamente construida y pavimentada por lo que el camino parece ser liso y tranquilo haciendo que todos los que estabamos trepados, nos relajaramos viendo las montañas y la vegetación desértica del lugar. De pronto, el vehículo gira en donde ya no hay un camino tan marcado (por no decir que no hay camino) y la aventura inicia. Sin asfalto y a merced de las naturaleza, el paseo en jeep empieza a ser bastante ajetreado e instintivamente revisé mi cinturón de seguridad (¡todo en orden!). Por momentos parece que es imposible seguir, pero la destreza del guía y nuestro jeep rosa no parecen detenerse ante nada. Esquivamos piedras, bajadas y subidas empinadísimas; y curvas estrechas bastante improvisadas. ‘Es una aventura ¿cierto?’ dice el guía quien no puede dejar de sonreír al ver las expresiones de asombro que no podemos ocultar por los paisajes que aparecen ante nuestros ojos. ‘Somos los únicos con licencia para manejar por esta zona’ dice orgulloso. Y es cierto, somos los únicos en ese gran espacio desértico de piedras rojas. Bueno… nosotros y el venado que acaba de cruzar tranquilamente el camino. No tiene ninguna prisa por lo que el jeep se tiene para darle el paso, darnos tiempo de admirarlo y de tomar un par de fotos sin el movimiento de subidas, bajadas y giros que el conductor se ve obligado a dar para darnos la mejor experiencia y los mejores paisajes (aunque estoy segura que a veces sólo los daba para divertirse). Después de una hora de explorar el terreno, llegamos a una explanada en donde apreciamos la vastedad del terreno rojizo que hacen de Sedona una bucket list destination para viajeros de todo el mundo que buscan alejarse de las típicos destinos llenos de ruido y gente. Sedona es ideal para los viajeros que buscan paz y tranquilidad, y muchos se terminan quedando porque la encuentran. Nos bajamos del vehículo para estirar las piernas y para explorar a pie el terreno y, sin sorprendernos demasiado, todos terminamos en silencio admirando el horizonte. Permanecemos así un largo rato (no sabría bien cuánto porque la noción del tiempo se pierde, no hay señal en el celular y los guías no parecen tener prisa para regresar, ellos también aprovechan para admirar esas piedras rojas a las que, cual nubes, les encuentran formas: Snoopy, un trueno y hasta una iguana por mencionar algunas). ‘Es un privilegio trabajar aquí, les apuesto que sus oficinas no tienen esta vista’ nos dice nuestro guía entre risas ‘van a ver que regresar. Y sí. Wine o’clock! Ya de regreso y con miles de fotos, alguien dice la frase que todos queríamos escuchar ‘vamos por una copa de vino ¿no?’. Y es que Sedona está rodeada de viñedos capaces de conquistar hasta al catador más exquisito. Al instante nos encontrábamos caminando en dirección a Amara Resort & Spa, un hotel de lujo que da entre sus amenidades la tradicional Wine Hour. Todos los huéspedes se reúnen en un patio interior con vista a las montañas a disfrutar del vino de la región y canapés cortesía del resort.