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BOLIVIA: Buscando quién sabe qué cosas en La Paz

Viajar. Algunos viajan para descansar, otros por trabajo, otros por descubrir y algunos, como diría mi madre, viajamos-buscando-quién-sabe-qué-cosas. Esta nueva aventura podría ser el ejemplo más claro de esto: en un momento de caos, en donde mi propio cuerpo me dejaba ver lo incomodo que estaba por las desiciones tomadas, por la cantidad excesiva de horas sentadas, por el aire pesado, el tráfico diario, la rutina, el estrés y mil quién-sabe-qué-cosas más, me fui a buscar quién-sabe-qué a Bolivia. Yo buscaba “algo” (un poco de calma, tal vez) y no fue casualidad que me encontrara, de inicio, con La Paz, la capital más alta del mundo, con montañas de fondo, mercados mágicos y casas comiéndose los cerros. Una ciudad que lleva en el nombre lo que no es. Al bajar del avión, en el aeropuerto internacional El Alto, un equipo médico es el que recibe a los pasajeros por aquello del mal de altura, al pasar por migración y aduana, lo más fácil es tomar un taxi a tu hotel, hostal o airbnb. No olviden cambiar dinero o sacar del cajero ahí mismo, necesitarán el efectivo más que las tarjetas. La bienvenida que te da esta ciudad desde el avión es fea: casas de ladrillos a medio construir cuyo color rojizo en contraste con el café del desierto te hace pensar el famoso “a dónde demonios me vine a meter”, pero a escasos 10 minutos, ya en la tierra y en el taxi, el paisaje cambia dejándote ver la ciudad que se comió un valle a orillas de Los Andes, y sí, la descripción en tan dramática como el paisaje en sí mismo.

Un día en La Paz El centro de La Paz puede ser descubierto a pie, el mercado de Las Brujas y la calle Jaén son los imperdibles, y entre uno y otro descubrirás un sin fin de plazas e iglesias. Un poco más alejado (20 minutos en taxi) está el Valle de la Luna, un viaje fuera de este mundo que no te querrás perder. Si solo tienes un día, utiliza la mañana para descubrir los cañones y formaciones rocosas dignas de admiración que el Valle de la Luna ofrece y camina por la tarde en el centro de La Paz, planea estratégicamente terminar en la calle Jaén, entrar a uno de los bares y pedir una Paceña (guiño guiño).

Dos días en La Paz Agenda con denomades.com una excursión al volcán Chacaltaya. Te recogen en la mañana y el camino en sí es toda una experiencia, te alejas de la ciudad y el escenario cambia dramáticamente, la primera parada es una laguna a las faldas de las montañas en donde, gracias a los minerales que contiene, el color del agua es algo como entre turquesa y verde, después continuamos rumbo al mirador en donde se dejan los coches y te pones a caminar para alcanzar los 5421 metros de altura (guarden chocolates en su maleta y mucha mucha agua). Son dos picos a los que se puede llegar y después, no tan de subida, caminar un rato más para ver las lagunas: los colores son como sacados de un cuento. Este tour lo unen con el Valle de la Luna, así que si deciden hacerlo, la recomendación para el primer día es el viaje en teleférico y denomades también lo tiene (guiño guiño).

Tres días en La Paz Cerca del lago Titicaca, se encuentran las ruinas arqueológicas de Tiwanaku, una cultura con la que los historiadores no se han podido poner de acuerdo, unos dicen que es previa a los Incas y otros, que son contemporáneos. Sea lo que sea, visitarlas es un lindo paseo. En el camino, las cordillera de los Andes y sus picos nevados te acompañan y al llegar, podrás ver dos museos de sitio, las ruinas y un par de llamas que caminan tranquilas por ahí (aww). Al finalizar, los que gusten, podrán comerse una (no las que vieron). La carne es baja en colesterol y la verdad, no sabe mal. Aprender de esta cultura, visitar las ruinas y comer llama, fue una buena forma de cerrar mi viaje por La Paz en donde encontré de todo, menos paz. Eso sí, el caos y las montañas me dejaron saber, de una forma muy extraña (gracias mal de altura), que iba por el camino correcto.

¿Siguiente parada? Uyuni. ¿Cómo llegué? Desda la CDMX a Lima con Aeromexico, dormí en la sala 4 y en la mañana con LATAM directo a La Paz.

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