Salí de Beijng, en tren, una tarde y amanecí en Datong una mañana. Para mi sorpresa la experiencia de dormir en un tren en China fue bastante buena. Los vagones cuentan con cuatro camas y al cerrar la puerta, el sonido externo se aísla bastante. Si a esto le sumamos mi cansancio, el resultado fue que dormí como niña chiquita la noche entera. El baño (estilo occidental) lo mantienen bastante limpio toda la noche y hay un lavabo comunal para lavarse los dientes y la cara al despertar. Tampoco te tienes que preocupar por quedarte dormido y perder tu parada, ya que entregas tu boleto al entrar y te despiertan media hora antes de que tengas que bajar. Así que todo fluye bastante bien (salvo el idioma, eso NUNCA fluirá en China al menos que hables chino).
DATONG
Después de conocer al monstruo de Beijing, no estaba muy segura de qué esperar de Datong. Al salir de la estación busqué a mi guía Nancy (Nancy Magic Tours) durante unos minutos. Pasó por mí en una camioneta y al ver mi cara, me preguntó si quería café del Kentucky. Al parecer en las mañanas en Datong, el único café disponible es el del Kentucky Fried Chicken. Sentí que por principios me tenía que negar aunque me arrepentí un par de horas después. Comimos en un restaurante típico chino y con la ayuda de Nancy no sufrí a la hora de elegir. Estomago lleno, estaba lista para ir dos de los highlights del viaje: las grutas de Yungang y el Templo Colgante (Hanging Monastery o Templo de Xuankong). Ambos están a las afueras de Datong (16 km) por lo que pude dormir una hora más. Mala y buena suerte, me tocó estar en Datong uno de los días nacionales de turismo por lo que –mala suerte– había demasiada gente y –buena suerte– la entrada era gratis. Unas por otras.
Grutas Yungang
Un conjunto de 53 grutas budistas y 1200 hornacinas, cada una cuenta con estatuas de Budas esculpidas en piedra (la más grande es de 16 metros) que crean un efecto de papel tapiz ya que son muchísimos (51 mil a lo largo de un kilómetro cuadrado) y ocupan todo el espacio. Las grutas forman parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO y son consideradas una obra maestra de la cultura china-budista. La construcción de estas grupas comenzó por el año 465 AC por lo que visitarlas es un viaje al pasado en donde se puede ver, el paso del viento, el polvo y de la lluvia.
Templo Colgante de Xuankong
Un monasterio construido sobre una pared a 75 metros de altura cerca del monte Heng, es famoso no solo por aparentar estar suspendido en la montaña (verlo es increíble) sino por combinar tres religiones: Budismo, Confucianismo y Taoísmo. Tiene alrededor de 1500 años y es capaz de robar el aliento desde lo lejos y desde su interior, caminar por sus pasadizos de madera para descubrir estatuas de Buda y de Confucio es una de esas experiencias que se quedan en ti toda la vida.
Una vez que pude ponerle palomita a estas dos obras de arte, Nancy me llevó de vuelta a Datong. El centro de la ciudad es moderno con apariencia de antiguo, es lindo caminar por ahí y recorrer su muralla. ¿Para dormir? De vuelta al tren con dirección al famoso pueblo de Pingyao.
PINGYAO
Amanecí muy temprano en Pingyao y nuevamente no encontré café disponible. Todo estaba cerrado, las calles vacías y el amanecer se dejó ver frente a mis ojos en todo su esplendor. La estación de tren está bastante cerca del centro por lo que si no tienes mucho equipaje, es posible caminar. Leí con calma el nombre de las tiendas y restaurantes, al ser uno de los lugares más turísticos, es un respiro poder ver letreros en inglés. Muchos decían la palabra mágica “coffee” pero no quedaba claro cuándo iban a abrir. Logré llegar a mi hogar por los próximos dos días: un hotel-restaurante justo en el centro. Después del check in, amablemente nos ofrecieron té y café de cortesía. Felicidad. Sentada tras el vidrio y con la taza en la mano, fui testigo del despertar de Pingyao, miles de turistas y tiendas invadieron las calles. Aquella soledad del amanecer parecía solo un sueño. Hay mucho que ver pero es relativamente fácil de lograrlo. El mejor consejo es comprar un boleto para todos los atractivos turísticos y ponerte a caminar. Eventualmente te encontraras caminando sobre la muralla, dentro de un templo y comprando pantalones de esos aguados en alguna esquina. No hay más que disfrutar y caminar por las calles de esta clase de pueblo mágico chino.