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PERÚ: Trekking Salkantay, caminar en defensa propia

“I’m a free spirit who never had the balls to be free.”

– Cheryl Strayed

Siempre me he sentido más libre cuando camino. Saber que puedes dar la vuelta en la siguiente esquina (o no). Que si aparece una callecita bonita con un café que te invite a entrar, pues entras y ya. Si te equivocas, caminas en dirección contraria. Si quieres cambiar de rumbo, cambias. Pero eso es solo una probadita. Para sentir la libertad, hay que caminar un poco más salvajemente. Una caminata que te obligue a enfrentar a todos tus demonios. Lanzarte a la naturaleza a caminar por días, y días, y días…

Por María Martínez Marentes

Moverme no solía costarme tanto. Pero los últimos días, el simple hecho de abrir los ojos, me resultaba pesadísimo. Pero hay que abrirlos para que entre el sol, la luz, el aire, la vida… (o al menos eso me repetía en un intento desesperado para no dejar los ojos cerrados todo el día). La vida y la libertad exigen movimiento. La vida quería que me parara del sillón, que saliera de mi casa, que caminara por calles que no conocía y que escribiera. Pero para escribir hay que mover los dedos y yo no me quería mover. Escribía solo un par de palabras cortas al día como sol… o sal.

Necesitaba un impulso, una excusa. ¡Tenía que moverme en defensa propia!

La idea salió de imprevisto. Perú estaba en la mente y los astros, mercurio retrógrado, una amiga necia, exceso de confianza, el hartazgo de la inmovilidad y las ganas de escapar lo hicieron realidad. Evidentemente ir a Machu Picchu era indispensable y al averiguar la mejor forma de llegar nos encontramos con la posibilidad de llegar caminando. Apartamos un trekking de cinco días –la Ruta del Salkantay– y realmente no le dimos más vueltas (esta ruta es una alternativa al Camino del Inca). Cinco días en la montaña con vistas bonitas… ¿qué podía salir mal?

Mi amiga tenía prisa para esconderse del mundo y yo tenía prisa de moverme, así que el trekking sería lo primero que haríamos: vuelo de México a Lima, una noche, vuelo a Cusco, dormir, empezar a caminar a las 4:00 am. Francamente, no fue nuestra idea más brillante; Cusco se encuentra a 3.399 metros sobre el nivel del mar y en los primeros dos días de la ruta, llegaríamos a 4,600 metros de altitud. Un par de día para aclimatarnos, hubiera sido más inteligente.

Sleepings de alta montaña, backpack, protector solar, barritas, nueces, papel de baño, ropa térmica, buenos zapatos y chocolates (olvidamos el repelente de mosquitos, los lentes de sol y si hubiera sabido lo que sé ahora, agregaría un par extra de calcetines gordos, más chocolates y dejaría los libros en el hostal). Estábamos listas (según nosotras).

“Sal al sol”. Es lo último que tenía escrito en mi libreta, y estaba dispuesta a hacerlo.

DÍA 1: TREKKING SALKANTAY

Objetivo: 16 kilómetros. Tiempo estimado de caminata: 6 horas. Tiempo real de caminata: 7 horas.

Nos recogieron a las 4:00 am y, después de reunirnos con todo el grupo y desayunar, te diriges en bus a Challacancha desde donde empieza la aventura. No habíamos caminado ni cinco minutos cuando empezamos a sentir que nos faltaba el aire: la altura pega. Las primeras horas de la caminata te piden ir tranquilo (básicamente para que no sientas que mueres).

Llegamos al primer refugio: Soraypampa (3,900 m s. n. m.), a la hora de la comida y nos sorprendió ver casitas montadas en lugar de tiendas de campaña. En realidad, hay hasta domos geodésicos de lujo con techos de cristal para ver las estrellas. En esta esquina del mundo, el brazo de la vía láctea se asoma por las noches y es un espectáculo increíble. Nosotras nos quedamos en las casitas más sencillas, pero la verdad eran muy monas (llegas tan cansado, que ni te enteras)

Después de comer, subes a la laguna Humantay que se localiza a 4,100 metros de altitud. La subida es difícil (por no decir dificilísima). Aquí mis demonios se manifestaron en la altura, en mi poca condición física, en mi inmovilidad de los días anteriores, en el sentimiento de que no lo iba a lograr y este era el día 1: ¡DÍA U-NO! Por ratos me tuve que sentar, el corazón me latía a mil por hora (y no en un buen sentido) y creí que no lo iba a lograr. La barra de chocolate que llevaba, desapareció antes de lograr llegar a la laguna. Nos dijeron que tomaría una hora alcanzar la meta pero a mí me costó casi dos.

Esta subida es la prueba de lo que sería el día siguiente y la recomendación es, si las sufres mucho mejor contrata un caballo al día siguiente. Pero no sé, la vista hizo que me olvidará un poco la pesadilla de la subida y mi ego me prohibió tomar el caballo.

¿Quería moverme, no?

 

¿Cómo llegué?

Vuelo México - Lima por LATAM y vuelo Lima - Cusco por SKY

Trekking Salkantay a través de DENOMADES (súper recomendados)

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